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IUScholarWorks Journals
10.06.08, Place and Behm, trans., Amadis of Gaul

10.06.08, Place and Behm, trans., Amadis of Gaul


El Amadís de Gaula es el más famoso de los libros de caballerías castellanos. No sólo fue el primero y principal de los más de ochenta títulos de este tipo de libros que, con más de doscientas ediciones, se publicaron a lo largo del siglo XVI en España, sino que fue el precedente fundamental de Don Quijote.

Con toda probabilidad durante la última década del siglo XV Garci Rodríguez de Montalvo preparó su monumental obra, Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadís de Gaula, publicada por vez primera en Zaragoza (1508) a partir de una versión del siglo XIV existente en tres libros (la primera referencia al Amadís es de hacia 1350) y nacida, por tanto, en el ambiente que produjo El conde Lucanor, El libro del cavallero Zifar o la Gran Conquista de Ultramar. Montalvo confiesa haber enmendado esos tres primeros libros y ser el autor del cuarto. A esos cuatro seguirán Las Sergas de Esplandián (Sevilla, 1510) del mismo Montalvo, más una serie de continuaciones en castellano (ocho libros, que sumados a los cinco anteriores dan un total de trece) de la saga más importante de las varias existentes entre los libros de caballerías. Los títulos de las primeras de esas continuaciones son: Florisando, Lisuarte de Grecia, Amadís de Grecia, Florisel de Niquea, Rogel de Grecia, Silves de la Selva, etc. Amadís es fruto de un matrimonio secreto entre una princesa y el monarca del reino vecino. Su nacimiento es ocultado, para evitar la muerte. Se educa, de acuerdo con las líneas de la carrera heroica, en tierra extranjera, y allí va ganando fama de gran caballero y accede al amor de Oriana, que será para siempre el motivo principal de estímulo en sus hazañas y con quien finalmente logrará contraer matrimonio. Además de las luchas personales, bélicas y deportivas, en justas y torneos, y de las batallas entre ejércitos, terrestres y marítimas, de un relativo realismo (las técnicas de las guerras contemporáneas se dejan traslucir en estas secciones), la obra cuenta con episodios inverosímiles de magia, protagonizados en especial por el malvado Arcaláus y la maga Urganda la Desconocida, que protegerá siempre a Amadís. Algunos episodios bélicos y sentimentales (como el de la Peña Pobre) serán recordados y parodiados en Don Quijote por Miguel de Cervantes. Las tradiciones historiográfica, épica, doctrinal (puesto que la moralización y la teorización política y religiosa están constantemente presentes en abundantes glosas), pero sobre todo artúrica se funden en esta obra, que está escrita con un modélico estilo retórico, paradigma del mejor castellano antiguo, entre el Medievo y el Renacimiento. Tras la excepcionalidad de Zifar en el siglo XIV, el Amadís de Gaula de Montalvo y el Tirant lo Blanc de Joanot Martorell--los únicos libros salvados, junto con el Palmerín de Inglaterra, en el escrutinio del capítulo 6 de la Primera Parte de Don Quijote--, son las mayores y más originales contribuciones hispánicas al desarrollo de la materia de Bretaña en el otoño de la Edad Media.

En 1974 la University Press of Kentucky tuvo la feliz iniciativa de publicar la traducción de los libros I y II de Amadís, como número 11 de su serie de "Studies in Romance Languages." En 1975 se publicaron los libros III y IV como adición. Al parecer, esta edición se agotó en 1986, lo que movió a una reimpresión de la misma. La reimpresión de los libros I y II fue publicada en un volumen en 2003, mientras que la reimpresión de los libros III y IV, que ahora reseñamos, ha aparecido en 2009.

La traducción, realizada por Edwin Place y Herbert Behm, está basada en la edición crítica realizada por el mismo Place (Madrid, CSIC, 1959-1969, 4 vols.), a partir de la editio princeps publicada por Jorge Coci (Zaragoza, 1508), edición que cuenta con un ejemplar único que hoy alberga el British Museum. Se trata de una traducción al inglés moderno, que no tiene la menor intención, como reconocen los autores, de darle un sabor arcaico al texto, sino de hacerlo legible, entretenido y trasparente. Pretende y consigue mantener el lenguaje propio de la novela de aventuras que en su momento Amadís tuvo que ser para los lectores del siglo XVI, un aspecto en el que insiste el editor de la obra, J. Keller. Si bien es cierto que Amadís fue también un modelo de estilo retórico, que recoge la mejor tradición oratoria de la ficción sentimental y caballeresca de finales de la Edad Media y que fue admirado, empezando por el humanista Juan de Valdés, en el Renacimiento.

Muchos leímos por vez primera el Amadís de Gaula en la citada edición de Edwin Place, un rescate encomiable de un libro fundamental para la historia de la literatura española. Hasta la suya, sólo se podía trabajar con la edición decimonónica y defectuosa de Pascual de Gayangos (1857). La edición de Place facilitó, tras casi un siglo de letargo, el acceso a un clásico, cuyo título se conocía y cuya importancia se presuponía, pero que tenía muy difícil acceso a la lectura. La edición de Place fue el primer y necesario paso para que se publicara la edición hoy canónica, a cargo de Juan Manuel Cacho Blecua (Madrid, Cátedra, 1987-1988, 2 vols.). J. M. Cacho utiliza como base de su edición, como Place, la princeps de 1508, aportando mínimas correcciones a partir de las ediciones de Roma (1519), Sevilla (1526) y Venecia (1533) (corregida ésta por Francisco Delicado), y teniendo en cuenta, por supuesto, las correcciones y enmiendas del propio Place. Pero la sustancial diferencia de la edición de J. M. Cacho respecto a la Place, además del minucioso repaso del texto crítico, fue la incorporación de una completa introducción de 200 páginas (el mejor estudio crítico con el que contamos sobre Amadís) y de un esencial apartado de riquísimas y minuciosas notas con que se iluminan y explican las oscuridades y complejidades de la obra. Llamo la atención sobre esta comparación entre ediciones porque la única carencia que, a mi juicio, se puede encontrar en esta traducción tan necesaria y lograda es la escasez del Prólogo y la timidez de las notas. Si en los libros I y II estas notas se limitaban a unas insuficientes páginas al final del volumen, en estos libros III y IV se quedan relegadas como dos avergonzadas notas en un rincón de la última página. Obviamente, al lector del texto en inglés le habría gustado contar con unas mínimas explicaciones sobre un texto no siempre fácil de entender en su literalidad. Hay que saludar con entusiasmo, sin embargo, pese a estas carencias, esta edición, que completa la reimpresión de un texto fundamental, que podrá ser utilizado ahora por estudiosos y curiosos lectores no sólo del mundo anglosajón, sino de todo el mundo. Traducir Amadís al inglés significa dar un paso de gigante en el conocimiento y reconocimiento de la obra como clásico no sólo de la literatura española, sino de la literatura universal.